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Juan Duque Oliva

Mi currículo es un caos.

¿Eso significa que mi vida también lo es? Pues seguramente si.

He tenido un resumen en Linkedin en la biografía, pero recientemente ya eliminé mi perfil, incapaz de rellenar todo lo que piden.

Después de varios años trabajando como discjockey, mi primer contrato con dieciocho años fue en Fuengirola, durante el verano de 1985, en Jaguar, junto a la mítica Pink. Pero caí malo y volví a casa, donde continué como discjockey y de locutor en una radio local.

En 1994, empecé a estudiar Interpretación, en el ya desaparecido Instituto del Teatro, CAT, de Sevilla. Mientras trabajaba como pinchadiscos en el Kangaroo Pub de La Cartuja.

Tuve trabajos puntuales en series de televisión, anuncios, alguna que otra película, varias giras de Teatro durante varios años, actor de animación en Isla Mágica. Pero la cosa se enfrió y tampoco hice nada para reanimarla.

Entré en Foundever, recuerdo el primer día, me gustaba recordar que la primera llamada me entró a mi.

¿Pero cómo encajar todo esto en un currículo? A la hora de presentarte para cualquier oferta, no se cómo mezclar todo esto. Tampoco me veo encajando en ninguna.

Lo de teleoperador me había llamado la atención desde niño, me quedaba embelesado mirando las telefonistas, como se movían entre un amasijo de cables para concectarte con tu número.

En Foundever me quedé, aquí sigo, puede que cualquier día entre en algún ERE o ERTE, pero por lo pronto continuo. Momentos terribles de ansiedad, angustia y también momentos únicos como los que tenemos ahora trabajando desde casa o los compartidos con l@s compañe@s.

Agradecido de haberme dado la oportunidad de encontrar mi sitio, de sentirme útil y de desarrollarme profesionalmente.

Mi currículo será un caos, pero es reflejo de mi vida, la que he vivido y me ha hecho ser lo que soy. Un poco el abuelo de Heidi, con alma de ermitaño, pero guardando también ese alma de pinchadiscos con ganas de fiesta.

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